MUESTRAS “INALTERADAS” EN CALICATAS

La mayor parte de las calicatas que realizamos como prospecciones geotécnicas pretenden fundamentalmente:

  • Inspeccionar visualmente el corte de la excavación.
  • “Tocar” el suelo excavado.
  • Averiguar el espesor de suelo o de roca meteorizada excavable, por tanto, de no excesiva resistencia.
  • Tomar muestras “en bolsa” para su identificación geotécnica.
  • Tomar muestras “en saco” para ensayos de compactabilidad y capacidad portante tras compactarse.

No es frecuente tomar muestras inalteradas tallándolas in situ debido a las condiciones de seguridad que exigimos para el operario y porque toda la operación de la toma aumenta el tiempo dedicado a esta calicata, disminuye el rendimiento diario de una campaña de muchas calicatas y, en suma, aumenta el coste de este tipo de prospección, de por sí barata.

MI consejo es no desechar esta posibilidad pero organizarlo de forma que reduzcamos los tiempos de toma en el que la excavadora está parada “a disposición”.

En suelos medios y blandos preparemos un tomamuestras con un cilindro de PVC de cierta rigidez, de más de 10 cm de diámetro y 40 cm de longitud, en el que biselamos uno de los bordes. Colgado de los dientes de la retro emplacémosle en el fondo de la calicata y empujémosle mediante presión y algún golpe en el fondo de la cata previa regularización de su fondo. Con 30 cm de “tomamuestras” hincado, extraigamos el cilindro y el suelo de en rededor con una palada. Luego se sierra el cilindro y nos queda (digamos que nos “puede quedar”) una muestra de suelo poco perturbada que con cierta cautela puede permitirnos hacer ensayos de resistencia y deformabilidad.

En suelos firmes o rocas blandas nuestro “tomamuestras” no se puede hincar. En este caso el cilindro  podría ser de apenas 10 cm de largo y lo dejaríamos ligeramente hincado en el fondo mediante golpes con el cazo de la retro. Luego damos una generosa palada que englobe, igual que antes, el cilindro y el terreno bajo él. En este caso, el cilindro actúa como una gran tachuela con dos misiones: por una parte nos indica la cara superior de la muestra; y, por otra, sirve de confinamiento a una porción del terreno inferior, sin desmoronarse, en el que, inmediatamente después, tallamos la muestra orientada para su ensayo en laboratorio.

Con un poco de práctica y habilidad, tras algunos intentos, el ingeniero o geólogo a pie de sonda – no el palista – podrá obtener muestras poco perturbadas y hacer mucho más efectiva la calicata.

Debo decir honradamente que estoy seguro que los buenos geotécnicos de campo han usado técnicas como esta en muchas ocasiones y mi consejo no es nada nuevo para ellos.