CLINÓMETRO ARTESANAL EN SONDEOS

Estamos habituados a realizar verticales los sondeos mecánicos. Generalmente la estratigrafía obtenida con estos sondeos es suficiente para nuestros fines amén de que hacerlos inclinados supone una cierta dificultad de operación y un sobrecoste que generalmente no es necesario. Pero hay muchas ocasiones, más en mecánica de las rocas que en suelos, que la inclinación es necesaria. Es el caso de investigar un contacto erosivo o mecánico inclinado, o el espesor de una falla, vertical o inclinada, o la necesidad de obtener testigos de roca perpendiculares a una esquistosidad. Y, por supuesto, es el caso de sondeos horizontales en el frente de un túnel.

Los equipos de perforación cuentan con su clinómetro adosado a la cabeza de perforación que permite comenzar a perforar con la inclinación requerida. Pero es usual que conforme el sondeo avanza se produzca una desviación del ángulo inicial – no solo porque se tropiece con un terreno anisótropo que favorezca la perforación en un determinada dirección – sino simplemente por el cabeceo debido a la acción de la gravedad.

Existen clinómetros consistentes en un cilindro con un equipo electrónico o mecánico que se introduce en un sondeo y se hace descender a lo largo del sondeo midiendo de forma continua o en determinados tramos la inclinación del mismo, pero no siempre contamos con este equipo disponible.

En sondeos realizados en la ceja de selva ecuatoriana (donde no contábamos con estos equipos) pero también en sondeos realizados para el túnel de Mascarat, realizados en un escaso tiempo disponible, hemos usado clinómetros caseros; muchos de los técnicos que se dedican a estas prospecciones los conocen perfectamente.

Se trata de “tubos de ensayo” de vidrio de diámetro mayor de 25 mm y longitudes de mas de 150 mm que se hacen descender por el sondeo revestido. El revestimiento del sondeo es condición sine qua non para no entorpecer el descenso y la extracción del tubo. Antes de proceder a la medida se llena el tubo, hasta una altura de dos diámetros, con ácido fluorhídrico HF diluido. Se deja actuar 1-2 minutos cuando llega a la profundidad requerida, tiempo en el que ataca al vidrio dejando una marca correspondiente a la lámina horizontal del líquido. Al extraer el tubo, se puede medir la inclinación de dicho tubo en el momento de la medida respecto de la marca horizontal. El tiempo de actuación depende de la concentración del ácido en agua. Cuanto mayor sea la dilución mayor es el tiempo. La longitud del tubo debe ser suficiente para que puentee las posibles irregularidades del revestimiento y el diámetro debe ser tal que se obtenga una medida razonablemente representativa. Con un mismo tubo de ensayo se pueden hacer dos o tres medidas siempre que estemos seguros de que la inclinación relativa entre las medidas. En el caso de que la variación en la inclinación sea causada por la gravedad, la inclinación respecto de la horizontal crecerá en profundidad. En caso de que la desviación fuera por la anisotropía del terreno, las medidas deben ser individuales. El coste de un tubo de ensayo es inferior a 5 euros, en muchos casos inferior a 1-2 euros, por lo que el coste de esta medición es más el del tiempo de parada del equipo de sondeo.

Debemos recalcar que el ácido fluorhídrico es tremendamente peligroso incluso con diluciones del orden del 30% por lo que el operario debe actuar con el equipo de protección adecuado (guantes, gafas etc..) y seguir las normas de seguridad dictadas para trabajar con dicho ácido.